El término ingeniería concurrente surge, por así decirlo en 1988, en el reporte R-338 del Instituto de Análisis de la Defensa de los EE.UU (IDA). En este reporte se describe la importancia de la ingeniería concurrente como un método integrador de procesos en el sistema de adquisición de armas, y se hace claridad en que no es un método innovador, puesto que es una filosofía ya utilizada desde el principio de la década.
Algunos de sus antecedentes son técnicas de optimización de procesos y de integración de equipos de diseño, tales como «Despliegue de la función de la calidad – QFD (Años 70)» y «SED, implementada por Honda (Años 80)».
En la actualidad, existen diversas definiciones acerca de lo que significa la ingeniería concurrente, una de las más aceptadas es la que nos proporciona el IDA.
“La ingeniería concurrente es un esfuerzo sistemático para un diseño integrado, concurrente del producto y de su correspondiente proceso de fabricación y servicio. Pretende que los encargados del desarrollo desde un principio, tengan en cuenta todos los elementos del Ciclo de Vida del Producto (CVP), desde el diseño conceptual hasta su disponibilidad, incluyendo calidad, costo y necesidad de los usuarios”.
En la ingeniería concurrente cada nuevo proyecto se trabaja con técnicas disciplinadas y en conjunto con un grupo multidisciplinario de tiempo completo. Éste equipo de trabajo debe estar formado por:
La ingeniería convencional utiliza un desarrollo de producto conocido como “Comunicación sobre la pared”. En este enfoque cada área de la empresa, después de ejecutar la parte que le corresponde, transfiere su resultado al sector siguiente. Quien recibe esta etapa indudablemente encontrará fallas según la perspectiva de su propia especialidad y la devolverá al sector de origen para los ajustes correspondientes.
La ingeniería concurrente se basa en el trabajo convergente de las diferentes etapas y exige que se invierta más tiempo en la definición detallada del producto y en la planificación. Así las modificaciones se hacen en la fase del diseño mucho antes de que salga el prototipo o las muestras de producción, lo cual conlleva a una reducción considerable de costo. Aunque bajo este enfoque en las primeras etapas el tiempo se incrementa, es claro también que el tiempo total de ciclo se reduce sustancialmente.
Dentro de las características de la ingeniería concurrente, encontramos que esta se basa en cuatro fundamentos principales, estos son:
El ciclo de vida de un producto es el conjunto de etapas que recorre un producto individual (o conjunto interrelacionado de componentes físicos o intangibles) destinado a satisfacer una necesidad desde que éste es creado hasta su fin de vida.
En éste se reconocen 5 etapas:
Es importante considerarlo dado que existe un costo asociado al ciclo de vida. Según la ingeniería concurrente se recomienda poner mayor énfasis en las etapas de definición y diseño ya que es ahí donde se pueden lograr los mayores ahorros pues una vez que se llega a la fabricación es muy poco lo que se puede hacer para mejorar los costos.
Existen múltiples modelos de diseño que pueden manejarse en la ingeniería concurrente, sin embargo, se identifican a grandes rasgos dos tipos de modelos de diseño:
La arquitectura de un producto se concreta a través del establecimiento de las reglas de diseño, entre las que cabe destacar la definición de los módulos, las interfaces y las plataformas.
Dentro del entorno de Ingeniería de diseño las necesidades se deben obtener de todos los miembros relacionados con el proyecto/producto, y para todos ellos se deberían satisfacer. En las metodologías de diseño las necesidades se conocen como necesidades del cliente o usuario y son el punto de partida en el proceso de diseño.
En una pequeña comunidad agrícola en Michoacán, México, un niño llamado José Hernández soñaba con…
Sábado por la mañana, Robert acaba de acompañar a su mujer a su clase de…