Aunque todas las actividades dentro de los sistemas productivos son susceptibles de ser seleccionadas para la realización de un Estudio de Métodos, es evidente que en la práctica debemos priorizar las actividades, en aras de hacer eficientes los procesos de estudio y las posibles inversiones de mejora. Algunos de los principales factores a considerar:
Dentro de las consideraciones económicas o de impacto en la optimización de los costos, vale la pena resaltar si el proceso al cual se aplicará el Estudio de Métodos compensará la inversión de recursos o el mantenimiento de los mismos. Para pretender una justificación económica vale la pena enfocarse en los siguientes criterios de selección:
A. Operaciones esenciales generadoras de beneficios o sumamente costosas u operaciones con los más elevados índices de desperdicios.
B. Operaciones que producen cuellos de botella entorpeciendo por ende actividades de producción largas o que demandan mucho tiempo.
C. Actividades que requieren un trabajo repetitivo con el efecto que sobre la demanda de mano de obra tienen este tipo de circunstancias.
D. Movimientos de materiales, insumos, semielaborados y terminados que demanden el recorrido de largas distancias o que requieran la participación de gran insumo humano.
Uno de los instrumentos más eficaces para el cumplimiento del objetivo de lograr una óptima consideración económica es la clasificación ABC (análisis de valor) basada en la técnica de Pareto y el análisis del retorno de la inversión.
Dados los avances recientes en la industria, la generación de procesos competitivos a través de un nivel tecnológico adecuado es una alternativa que toma suma relevancia. Sin embargo, una renovación tecnológica debe precederse de un estudio preliminar de métodos que determine la justificación del cambio, es decir que la materia o la información que alimenta el nuevo proceso tecnológicamente superior sea fundamental o por lo menos útil, para que el efecto logrado minimice los ciclos fundamentales de la organización (ciclos generadores de valor) y no termine agilizando procesos infructuosos.
Este criterio de selección se fundamenta en la consecución de un equilibrio entre la eficiencia económica y el nivel de satisfacción o confort del trabajador, dado que existen múltiples procesos susceptibles de optimizarse desde el punto de vista económico pero que dicha optimización generaría monotonía, riesgo, fatiga o cualquier otro factor negativo para el personal. Una de las principales alternativas existentes en este tipo de procesos de complejidad en la consideración humana es hacer partícipe del beneficio percibido por la organización al trabajador, de esta manera se puede generar un efecto doblemente productivo, dado que se puede obtener un beneficio desde el punto de vista motivacional en el personal involucrado en el proceso a optimizar.
Para tener una mejor perspectiva respecto a la consideración de las reacciones humanas debemos partir de la premisa de que «Nada despierta mayor desconfianza y reacción entre los trabajadores, que el estudio del trabajo», pues para ellos este estudio es asumido en primera instancia como un cuestionamiento hacia su experiencia.
Uno de los actores protagónicos en el Estudio del Método, es el supervisor de producción, quién es quizá uno de los mayores opositores a los estudios, por razones tales como:
Por estas razones la capacitación que deberá darse a los supervisores sobre el estudio del trabajo deberá ser muy completa y deberá contener una fase de sensibilización, en la cual se toquen los puntos que puedan considerarse por él como amenazas del estudio, de esta manera podría ganarse un verdadero aliado y no un contradictor de las mejoras.
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